La liturgia nos invitó el domingo tercero de Cuaresma a reflexionar la sed que todos tenemos: sed material, de afecto, de amistad, de respeto, de otras necesidades materiales, de dignidad y de Dios. No podemos desatender estos aspectos de nuestra vida. Lo contrario es arriesgarnos a vivir como cisterna agrietada donde aumenta el vacío y la desesperanza. Que el encuentro con Jesús nos ponga de frente a nuestra realidad, con humildad y sinceridad, y así nos dispongamos a cambiar de verdad.
Compartimos un poema del Padre Héctor Carvajal Posada, cmf sobre el agua:
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LITURGIARenovar la práctica celebrativa a través de una profundización permanente de los aspectos bíblicos y teológicos, de una adecuada inculturación de los textos y los gestos, de un convincente sentido celebrativo y festivo, de una contextualización en la realidad, de una participación más activa del laicado y un real impacto en la vida de las personas y en la asamblea litúrgica. Hacer seguimiento y acompañamiento a las expresiones religiosas propias de este ambiente cultural Categorías |