En este domingo que con la fiesta de Pentecostés concluimos el tiempo de Pascua, celebramos en nuestras eucaristías dominicales este acontecimiento que nos invita a dejarnos impulsar por la fuerza del Espíritu y a ser Testigos y Mensajeros desde nuestro bautismo.
Oh Espíritu Santo!, llena de nuevo mi alma con la abundancia de tus dones y frutos. Haz que yo sepa, con el don de Sabiduría, tener este gusto por las cosas de Dios que me haga apartar de las terrenas. Que sepa, con el don del Entendimiento, ver con fe viva la importancia y la belleza de la verdad cristiana. Que, con el don del Consejo, ponga los medios más conducentes para santificarme, perseverar y salvarme. Que el don de Fortaleza me haga vencer todos los obstáculos en la confesión de la fe y en el camino de la salvación. Que sepa con el don de Ciencia, discernir claramente entre el bien y el mal, lo falso de lo verdadero, descubriendo los engaños del demonio, del mundo y del pecado. Que, con el don de Piedad, ame a Dios como Padre, le sirva con fervorosa devoción y sea misericordioso con el prójimo. Finalmente, que, con el don de Temor de Dios, tenga el mayor respeto y veneración por los mandamientos de Dios, cuidando de no ofenderle jamás con el pecado. Lléname, sobre todo, de tu amor divino; que sea el móvil de toda mi vida espiritual; que, lleno de unción, sepa enseñar y hacer entender, al menos con mi ejemplo, la belleza de tu doctrina, la bondad de tus preceptos y la dulzura de tu amor. Amén.
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LITURGIARenovar la práctica celebrativa a través de una profundización permanente de los aspectos bíblicos y teológicos, de una adecuada inculturación de los textos y los gestos, de un convincente sentido celebrativo y festivo, de una contextualización en la realidad, de una participación más activa del laicado y un real impacto en la vida de las personas y en la asamblea litúrgica. Hacer seguimiento y acompañamiento a las expresiones religiosas propias de este ambiente cultural Categorías |